En el entorno actual del marketing digital, donde la confianza del consumidor es un recurso escaso, las prácticas éticas se han convertido en una estrategia fundamental. Las empresas que adoptan la transparencia y protegen los datos de los usuarios no solo cumplen con las normativas, sino que también ganan una ventaja competitiva.

Un estudio de Edelman revela que el 81% de los consumidores eligen marcas en las que confían, lo que subraya la importancia de una gestión ética de la información. Ejemplos como British Airways, que sufrió una gran pérdida de reputación tras una violación de datos, demuestran lo devastador que puede ser ignorar este aspecto.

En este artículo, analizamos cómo las empresas tecnológicas y digitales pueden construir relaciones sólidas con sus clientes, basadas en la ética y la transparencia, abordando temas como el consentimiento informado y el uso responsable de la inteligencia artificial. En un mundo digital cada vez más complejo, la ética no es solo una cuestión de cumplimiento, sino una necesidad estratégica.